5 de febrero de 2012

Capítulo 9: Compromiso.

Un paso, otro, otro… la multitud le dejaba pasó mientras sonreían. Tan sólo quedaban escasos centímetros para un río de palabras encadenadas y metódicamente pensadas. Había llegado el momento de lo que tanto tiempo había esperado.

Se acercó y posó un leve beso sobre la mejilla de su padre. Después, sin poder evitarlo, miró fijamente pero de manera fugaz a su hermosa acompañante.

-Jane, te presento a Iris, mi prometida. Siento decírtelo tan de repente, pero…
-No tienes que pedir disculpas papá. – dijo mirándole con dulzura. – Lo entiendo. – añadió para terminar, con una sonrisa de aprobación en los labios.

Su padre no pudo hacer otra cosa que abrazarla hasta el dolor, tan fuerte que pensó que se ahogarían. Jane aprovechó la cercanía y le murmuró: tan sólo quiero que seas feliz, que las sonrisas vuelvan a tu boca como lo hacían antes. Si Iris te proporciona todo eso, no tienes que pedir mi bendición. Sabes que la tienes. Su padre, en un susurro, tan sólo pudo darle las gracias.

Tras el efusivo abrazo Iris se acercó a  Jane y se dieron un par de besos:

-Encantada de conocerte. Siento no poder decir que mi padre no ha dejado de hablar de ti todo este tiempo, me hubiese gustado, pero para esas cosas es muy suyo, y lo respeto, de alguna manera, en eso me parezco a él. – les dijo a ambos entre sonrisas tímidas. Espero que cuides de él. No espero menos, pero has de saber que estás a prueba y que te vigilo. – dijo, ahora dirigiéndose tan sólo a ella, entre risas.

Se sentaron a la mesa para comenzar la cena, metódicamente colocados. Había varias mesas rectangulares y kilométricas organizadas de manera que prácticamente todo el mundo podía encontrarse con la mirada desde cualquier sitio. De esa manera todos podrían observar como se desarrollaba la cena en la mesa de los prometidos.  Y mientras esta avanzaba las conversaciones vergonzosas comenzaron a surgir, aquellas típicas anécdotas que tu padre comenta sobre ti cuando eras pequeña. Pero por suerte, Iris intentó salvarla de todo aquello.

- Siempre me habías dicho que era preciosa, pero no imaginaba hasta qué punto. – comentó.
-Gracias, no creo que sea para tanto. – respondió Jane, agradeciendo el gesto que había tenido Iris por aquellas palabras.
-Sí que lo eres. Viendo a tu padre podía imaginármelo, pero tú tienes una belleza especial. Cómo decirlo… eres magnética.
-Nunca me habían elogiado de esa manera. Muchas gracias.

Las conversaciones eran variadas, tan pronto estaba en ellas como desaparecía por completo. No es que sintiese que no pertenecía a aquel lugar ni a aquel acontecimiento, al contrario, estaba orgullosa de ser la hija de quien era, y de aquel compromiso que esperaba grandes momentos de felicidad para su padre, pero de alguna manera necesitaba estar sola para pensar.

Durante toda la cena no había podido localizarle ni siquiera un segundo, le había perdido de vista por completo. No sabía donde se había metido pero tenía muy claro que las cosas no quedarían así. Tenía que aclararle todo aquella información que había amontonado en un par de frases. Tenía que decirle la verdad. ¿Por qué era tan importante que se alistara? O mejor dicho ¿por qué estaba obligada a hacerlo? Y sobretodo, ¿en qué?

1 comentario:

  1. I NEEEEEEEEEEEEEEED MOOOOOOREEEEEEEEEEEEEE!!!!!
    Fdo: Desesperated follower :P

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